Hacer cuestionario para la web – PARTE I

Deben usar un lenguaje fácil de entender. Probablemente que en más de una situación se han tropezado con varias incógnitas (o potentes respuestas) capciosas, de esas que os paralizan un buen rato especulando sobre su significado. Cuanto menos difícil sea vuestro estilo, mejor.¿Qué desean controlar al lector? Es por ello que pueden poner en práctica esta mala práctica, muy usual en la prensa española, ejemplo: – ¿Qué piensa sobre el presidente X? a) Es un cretino. b) Es un meapilas. C) Es un cantamañanas. Resultado: el 70% de los lectores del diario Z especulan que el presidente es un cretino. Lo entienden, ¿no? (Aviso: Ser un controlador pudiese perjudicar de forma negativa a la salud). Eviten también los anglicismos o jerga excesivamente técnica. No todo el mundo comprende lo que es un ISP, una URL o un router.

Tengan en mente la ordenanza de las incógnitas y vean de lo más general a lo particular. Si hay una que otra cuestión sensible, no comiencen por allí.

Conozcan a vuestro público objetivo. No es lo mismo dirigirse a un grupo de adolescentes que a un colectivo de deportistas, por colocar tan sólo un ejemplo. Cada uno posee un tratamiento y un vocabulario centrado.

Las incógnitas tienen que ser lo más cortas viables. No digan en cincuenta palabras lo que pudiesen expresar en diez. Si conjuntamente hay dos enunciados semejantes, borren uno de ellos.

Otra buena práctica radica en dejar una o más incógnitas abiertas en el cual las respuestas no estén determinadas de antemano, para que vuestro entrevistado pueda extenderse en la contestación. No fuercen a que sea un campo necesario, ya que no todo el mundo tendrá algo que decir. No obstante, de los que confiesen podrán conseguir información de calidad no prevista con anterioridad. Para las incógnitas cerradas y que poseen distintas potentes respuestas, pónganlo sencillo y creen un menú desplegable con las respuestas predefinidas.

Échenle algo de pimienta. Admítanlo, la totalidad de los formularios son tan curiosos como leer las páginas amarillas. Pongan un poco de creatividad y agréguenle algo de gracia al texto para que las personas puedan o deseen conseguir llegar al final.

Cuando hayan culminado con la fabricación del cuestionario, seleccionen a un grupo de amigos o familiares para que lo prueben. Es probable que detecten fallas que a vosotros pasaron desapercibido. Para terminar, qué mejor incentivo que galardonar al sufrido entrevistado con algún tipo de premio: Un sorteo, un libro en formato electrónico, entrada VIP a algún apartado especial, etc. De bien nacidos es ser agradecidos, y ya de por sí, se están asegurando de que incluyen sus datos de contacto verdaderos.