La imagen y su importancia

El progreso colosal de Internet en los inicios del siglo XXI exige incrustar un capítulo de este mundo, porque ninguna trayectoria de comunicación puede ni debe pasar por alto su importancia.

La primera incógnita que puede programar al comunicador o al trabajador es si se debe crear o no un sitio web. El instinto general es apostar por ello, no obstante es cierto que si lo único que se busca es fama tal vez sea seguro y económico asistir a zonas de gran tráfico, esencialmente portales, y publicar allí el mensaje de forma seductora.

Es primordial conservar un lugar de referencia, eso sí, bastante comprendido, que funcione adecuadamente a nuestras habilidades de comunicación y mercado.

Los nuevos canales electrónicos han estado reordenando las cuotas de mercado. Y es algo que no se puede detener. Existen jugueteros de las navidades de 1993, donde ilustraban a que los niños consultaran Internet antes de ir a la juguetería, pero luego pretendían tocar corporalmente el objeto de sus sueños en el local o mercado. Tiene algo de veracidad. Niños y padres entran cada vez más en Internet para ver juguetes y comprarlos. Y los directivos de Toys R Us veían como eToys.com acumulaba una gran tarta del mercado desde su pantalla electrónica. Luego comenzaron los problemas para la firma de comercio electrónico, pero la realidad ya estaba marcada.

Y ese progreso sigue creciendo. A pesar de que sólo un dos por ciento de los ciudadanos de América Latina monopolizan regularmente Internet en el inicio del 2000, la cifra crece en torno a un 30 por ciento anual. La mejora de estructuras telefónicas, la adecuación de los precios y el arrastre de las nuevas tecnologías asegurará que lo que hoy es una minoría eso sí, de gran poder económico y prescriptora de opinión- sea mañana la generalidad.

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