Copyleft como una apuesta para el futuro – I

Lo principal es hacer alusión o poder conocer para los que todavía no han escuchado hablar del copyleft, que se trata de un tipo de licencia con el cual poder definir todas las normas en referencia a los derechos de autor, usualmente para concretar el derecho a copiar y poder redistribuir un trabajo preciso.

Existen muchas variantes del copyleft, sin embargo, todas esas tienen la misión de poder garantizar que toda y cada una de las personas tome una copia o una versión derivada de un trabajo, donde al mismo tiempo, se pueda copiar, redistribuir y en varias ocasiones, poder modificar, ya sea por el mismo trabajo como por las versiones que derivan de ese.

Pese de que su definición pudiese inclinarse en la actualidad a una enorme diversidad de trabajos, su raíz principal se encuentra en relación al ámbito del software, más específicamente, en la etapa en donde todo desarrollador de software libre, Richard Stallman, autorizaba el suministro de una empresa de una versión del trabajo bajo el dominio público.

Asimismo, en 1984, Stallman tuvo la iniciativa de poder entrar a los ajustes que estaban hechos en cuanto a la elaboración en un comienzo, pero se le negó la posibilidad y tomo la decisión para entonces de concentrar las fuerzas para culminar con ese tipo de conducta, la cual denominó como “acaparamiento del software”.

Stallman estaba al tanto que a corto plazo eso sería una respuesta poco sustentable para borrar las leyes en el copyleft, del mismo modo que todas las tareas injustas que se pensaban estaban generadas por la perpetuación que el cargaba. Se planteó el trabajar con cada uno de ello, estando, sin embargo, dentro de un área legal aplicable.

Asimismo, se encargó de fundar su misma licencia de derechos reservados o copyright, el cual designó como Licencia Pública General o GNU, haciendo surgir la primera licencia copyleft, sin designarse todavía con ese término.

De esa forma se estaba dando una nueva e innovadora manera de poder registrar toda creación, en donde el titular de los derechos de autor tenía la eventualidad de poder ir distribuyendo de forma permanente un número casi ilimitado de derechos a todo cliente de algún programa, sin tener la inquietud de preocuparse por los ajustes factibles que se pudiesen dar en un futuro en relación al programa original de un comienzo.

Debido a esa nueva licencia, se le suministraba una variedad de derechos en donde los usuarios que tenían una copia de ese programa, si bien no con un perfil general como en la actualidad, todavía, en esos instantes fue una opción que sobresalía bajo ese marco legal.